Vamos a comenzar el curso con una noticia esperanzadora. La Justicia guatemalteca, tan lenta y miope ella, ha dado con un culpable del genocidio comentido contra el pueblo maya durante los años de la guerra civil. La
primera condena hace concebir esperanzas para las familias de los cientos de miles de asesinados y desaparecidos durante la contienda. Y esperanza es lo que le hace falta a esta Guatemala que se desangra aún día a día.