Recientemente las mujeres que militamos activamente en Bateginez hemos recibido un gran regalo. Mujeres coraje nos han llamado. No será para tanto, pero estimula comprobar que se reconoce la tarea realizada. Por unas razones o por otras, muchos de los voluntarios y voluntarias que comenzaron esta aventura, no participan ya de manera activa o continuada en la gestión de los proyectos. Las que quedamos somos mujeres.
No es tan extraño según podemos leer en el Informe 2008 sobre el sector de las Ongds, formado mayoritariamente por mujeres, aunque sí lo es que nuestra junta directiva se componga en su totalidad por féminas.
Y es que, por lo general, también en las Ongds encontramos las desigualdades de siempre. “Destaca el desequilibrio en la representación de las mujeres en los órganos rectores”, dice el texto. Y continúa: “El personal remunerado responde a un patrón similar al de los Órganos de Gobierno: mayoría masculina en puestos de máxima responsabilidad y predominio femenino en los equipos técnicos, incluido el personal cooperante”.
Está claro que aún queda mucho por hacer en el camino hacia la igualdad de hecho. Y eso que estamos ante uno de los Objetivos del Milenio, cuya falta de desarrollo real tanto achacamos a los gobiernos.
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